El cáncer de mama se encuentra dentro de las principales causas de muerte en relación con el cáncer en México. La mastografía es conocida como una herramienta esencial en el diagnóstico de cáncer de mama, el cual se suele complementar con estudios como el ultrasonido
La mastografía es el primer estudio utilizado en mujeres con signos o síntomas de enfermedad maligna de la mama. Por otro lado, el estudio de ultrasonido se utiliza rutinariamente en conjunto con la mastografía ya que provee una excelente caracterización en la diferenciación y estimación morfológica de las lesiones quísticas (lesiones líquidas) en comparación con lesiones sólidas, proporcionando datos importantes para diferenciar o estimar benignidad o malignidad en las lesiones estudiadas.
En pacientes menores de 30 años o en pacientes embarazadas, el ultrasonido puede ser la primera y la única modalidad de estudio de imagen para evaluar la patología mamaria. Otros usos menos comunes del ultrasonido de mama incluyen la evaluación de implantes mamarios. Es importante recordar que la mastografía solo esta indicada a partir de los 40 años o en circunstancias muy especiales.
Aunque es controversial, algunos estudios se han avocado al uso del ultrasonido para el monitoreo de cáncer de mama en mujeres sintomáticas.
En lesiones sospechosas de malignidad, el ultrasonido asume un importante papel en la localización y estimación de ésta, proporcionando la ventaja de realizar una biopsia de la lesión mediante aspiración o bien de forma intraopertatoria. La morfología, los bordes de la lesión, su estructura y la relación con los tejidos adyacentes se evalúan mediante el ultrasonido; también se evalúa el tamaño de las lesiones y se rastrea la región axilar.
La tendencia actual es complementar el estudio de la mastografía con el ultrasonido, lo cual aumenta la precisión diagnóstica del cáncer de mama. Se ha demostrado que el ultrasonido mamario utilizado de forma individual tiene una menor especificidad que la mastografía, pero ésta aumenta cuando se utilizan en conjunto.
REFERENCIA
Vargas-Ocampo G, et al. Correlación diagnóstica con ultrasonido y resonancia magnética en la detección de cáncer de mama en estudios de mastografía, categorías III, IV y V de la clasificación ACR-BIRADS. Rev Sanid Milit Méx 2005;59(5):288-298
La tecnología ha llegado para quedarse, lo que ha permitido el desarrollo de la humanidad en diversos aspectos. No obstante, ésta también puede ser causa de varias afectaciones para nuestra salud, debido a que hoy día los dispositivos móviles forman parte de nuestras vidas de manera importante; basta observar nuestro entorno para confirmarlo: la mayoría de las personas con la cabeza inclina hacia las pantallas de celulares, tabletas, consolas portátiles u otros dispositivos de bolsillo para leer, escribir mensajes, ver videos o jugar.
El síndrome del Text Neck es una reciente patología vinculada al uso de los dispositivos tecnológicos. Pero, ¿de qué se trata este mal que puede afectar a millones de personas y cómo prevenirlo?
El término Text Neck fue creado por el doctor Dean L. Fishman, en el año 2008, un quiropráctico americano, pionero en el tratamiento de lesiones relativas a la tecnología, para explicar las consecuencias de las repetidas demandas al cuerpo humano, causadas por el excesivo uso de los dispositivos electrónicos portátiles.
¿Cómo afecta?
El uso de la tecnología puede repercutir de manera directa en la postura y la salud. Este trastorno se produce por inclinar el cuello hacia adelante en repetidas ocasiones durante el día, lo que puede generar dolor, rigidez cervical, dolor de espalda y tendinopatías.
Los especialistas mencionan que la cabeza de un adulto pesa entre cuatro y cinco kilos, y al inclinarla unos 60 grados para mirar la pantalla del celular, por ejemplo, puede producir una presión de casi 30 kilos a las vértebras cervicales.
Según estudios, las personas pasan entre dos a cuatro horas diarias con el cuello inclinado debido al uso del celular u otros dispositivos. Esto equivale a entre 700 a 1,400 horas al año, por lo que se están multiplicando los casos de este trastorno.
Si el síndrome del Text Neck no es tratado adecuadamente puede provocar graves daños permanentes, como:
¿Cómo prevenirlo?
Como mencionamos al inicio: sabemos que la tecnología llegó para quedarse, por ello debemos buscar la manera de utilizar los dispositivos móviles correctamente en nuestra vida cotidiana:
Por supuesto que el solo hecho de exponernos menos horas al uso de dispositivos ayuda no sólo a la salud de nuestras articulaciones y músculos, sino que también a una estabilidad psicológica la cual depende del descanso de la tecnología diariamente.
La palabra Tinnitus se refiere a un ruido semejante al tañir de las campanas, que se siente sin que haya un sonido externo. Es perceptible desde un tono grave hasta un silbido agudo que puede ir y venir, o ser continuo. Y se presenta en uno o los dos oídos.
En la mayoría de los pacientes es sólo 'una molestia'. Sin embargo, en casos extremos, el ruido constante, puede ser desagradable y perturbador, impidiéndoles a las personas llevar una vida normal por las dificultades para oír, concentrarse, trabajar o, incluso, dormir.
Aproximadamente entre el 12% y el 15% de la población mundial sufre esta enfermedad, 'siendo los adultos los más afectados por el envejecimiento natural y degeneración celular de la vía auditiva'.
¿De dónde proviene este ruido?
Las causas de este sonido varían desde algo simple como un bloqueo en el canal auditivo por un tapón de cera que debería solucionarse al retirarlo, hasta enfermedades cardiovasculares o de la tiroides, alergias, tumores del nervio acústico, diabetes o una patología del oído medio, como una infección, una perforación del tímpano, la acumulación de líquido o el aumento de la rigidez de los huesos del oído medio (otosclerosis).
Una de las causas más comunes es la exposición prolongada a sonidos intensos como disparos, herramientas eléctricas y música, o ruidos provocados en el lugar de trabajo, como el de los pilotos, músicos, maestros de la construcción y carpinteros.
A veces se produce por problemas no asociados con el oído, como un trauma en la cabeza, el cuello o la mandíbula (disfunción temporomandibular).
El tinnitus es considerado efecto secundario de algunos remedios como aspirinas, antidepresivos, antiinflamatorios, antibióticos y sedantes.
Por último, la vejez y la consiguiente pérdida de audición (presbiacusia), también pueden desarrollar este desagradable sonido.
Cómo superar el zumbido
Lo primero es ir al doctor para evaluar y determinar la causa, y así tratarlo de la manera más adecuada, aunque en la mayoría de los casos no puede identificarse claramente. A pesar de que no existe una cura, sí hay formas de atenuar las molestias.
Dentro de los tratamientos se pueden encontrar los audífonos, necesarios por la posible pérdida de audición y porque mientras mejor se escuche y más sonidos ambientales se sientan, menos se notará el tinnitus.
También están los enmascaradores o simuladores, dispositivos electrónicos que emiten un sonido constante (como la estática de la radio o el tic tac del reloj) que compite con la fuente del tinnitus, produciendo un agotamiento transitorio de su fuente y lo hace menos notorio. Sólo en algunos casos lo hace desaparecer por momentos. También existe la posibilidad de ponerlo al lado de la cama para ayudar a dormir.
Los ejercicios de relajación y concentración (biofeedback) permiten controlar los músculos y la circulación sanguínea, reduciendo este ruido que deprime y frustra. Terapias de hipnosis o acupuntura y el consumo de magnesio, zinc, hierbas, vitamina B o remedios homeopáticos, ayudan mediante la reducción del estrés, que exacerba el tinnitus.
Una de las técnicas más recomendadas consiste en reeducar al cerebro para no tomar en cuenta el ruido, combinando asesoría directa y exposición a sonidos constantes de niveles bajos. Esta terapia de reentrenamiento puede llevar a ignorar esta patología e incluso, a no pensar en eso.
Las personas con problemas mandibulares pueden desarrollar tinnitus o dolor de oídos, por lo que es recomendable tratarlo.
Asimismo, algunos remedios, como los relajantes, pueden ayudar a sobrellevar la enfermedad. 'No hay medicamentos que quiten el tinnitus, pero cuando éste produce ansiedad, depresión o angustia, hay que usar ansiolíticos o antidepresivos'.
También escuchar música o sonidos de la naturaleza (del mar, el viento o animales) puede ayudar a olvidar o, incluso, ocultar el sonido por un rato. Mientras que en casos de pérdida de audición, pedirle a los demás que hablen fuerte, lento y claro también sirve para que no derive además en problemas sociales.
Qué empeora el Tinnitus
Es necesario tomar en cuenta ciertas cosas o situaciones que pueden aumentarlo o hacer que la persona recuerde que siente este sonido. Por ejemplo:
Luego de una larga etapa de confinamiento, salir a la calle es un ejercicio al que, poco a poco, nos estamos enfrentando. Una rutina que hay que volver a adoptar, después de haber experimentado, en muchos casos, el Síndrome de la Cabaña.
Luego de ya varios meses de cuarentena debido al Covid-19, la salud mental de muchas personas se ha visto afectada. Una situación que ha ido pasando por varios periodos, con diversas preocupaciones.
La primera etapa fue la de la restricción inicial, en que los factores de estrés tenían que ver con una serie de variables como la longitud inicial de la cuarentena, la gran cantidad de información en los medios, la pérdida de nuestras rutinas, las dificultades financieras, la incertidumbre de contar con suministros necesarios, la frustración y el aburrimiento.
Este periodo se caracterizó por distintos grados de frustraciones y angustias asociadas a la pérdida de contacto con seres queridos, obtener fuentes confiables de información y evitar el contagio del Covid-19. También, incertidumbre –en muchos casos– por los efectos económicos e inestabilidad de las fuentes laborales.
“Pero hoy día entramos en otra etapa en que vamos a empezar a ver los efectos que ha dejado una restricción prolongada”.
Si bien la mayor parte de la gente lo ha podido sobrellevar, un número significativo de personas ha presentado algunos cambios y dificultades relacionadas con salud mental, que se clasificarían en dos grupos:
El primero está conformado por personas con trastornos psiquiátricos previos que experimentaron descompensaciones y el segundo corresponde a quienes presentaron nuevos trastornos psiquiátricos tales como:
Esta tercera etapa –que paulatinamente implica recuperar los hábitos y la vida rutinaria–, también tendrá inconvenientes por varias razones, pues no se retomará la rutina tal como era hasta antes de la pandemia, ya que nosotros y las cosas hemos cambiado. Estamos enfrentando nuevos desafíos, como la reciente expansión de un diferente modo de trabajar, la adecuación de la interfase físico-digital, además del clima emocional de tristeza y duelo que enfrentan muchas familias. Por lo tanto, será una especie de transición hacia algo progresivamente más definitivo.
“También pueden aparecer algunos síntomas en los primeros días, como tener dificultades en la conciliación del sueño, sensación de desapego, de fatiga constante, de dificultad para la concentración, ansiedad, irritabilidad, impaciencia y un ánimo inestable” advierte.
La experiencia de países nórdicos muestra que después de un tiempo prolongado de confinamiento se puede presentar el Síndrome de la Cabaña, situación en que los humanos comienzan a experimentar el desgaste de la falta de contacto con la naturaleza, el aislamiento social y las rutinas de encierro prolongadas.
Este síndrome de cabaña puede presentarse con baja en la motivación, dificultad para despertar, ansiedad, irritabilidad, siestas frecuentes, menos paciencia, decaimiento, desesperación y tensión, pero que debiera ceder gradualmente con el desconfinamiento.
El hecho de dejar el espacio de seguridad que otorga el hogar, acostumbrados por meses a la rutina de transitar por los mismos espacios, hacen que hoy salir al espacio público, con la rapidez vertiginosa de la calle y la incertidumbre de los nuevos cambios, puedan generar temor y ansiedad que habrá que enfrentar progresivamente haciendo una programación adecuada de la agenda y los ritmos horarios, recomienda la psicóloga de Clínica Alemana.
Entre las dificultades observadas están el deseo de evitar, aprensión, angustia, temor y ansiedad al momento de salir a la calle y, por ejemplo, tomar el transporte público o tener contacto con otras personas. Situaciones que podrían acompañarse de síntomas físicos como taquicardia, sudor o hiperventilación.
Dentro de lo posible, se recomienda intentar que las salidas sean graduales, para ir experimentando poco a poco la sensación de control, logro y seguridad. También, confiar en la efectividad de las medidas de protección y resguardo para evitar el contagio, pues es importante preocuparse por el cuidado y no aterrarse, de lo contrario la persona se arriesga a quedar inmóvil y congelada. Es esperable que exista un periodo de adaptación. “Estos síntomas deberían ir cediendo a lo largo del primer mes”.
En caso de que se prolongue en el tiempo y que limite considerablemente la calidad de vida, hay que consultar a un especialista. Una alternativa para estos pacientes es la telemedicina, en una primera etapa.
Entre un 50 y un 90% de las mujeres sufren de dolor menstrual o dismenorrea.
La edad más frecuente de su aparición es en la adolescencia. Los síntomas de esta afección son cualquier dolor que se produce durante la menstruación o los días previos a esta.
“Para combatir el dolor menstrual se debe determinar si es una dismenorrea primaria o secundaria”.
En el caso de la dismenorrea primaria, esta se puede manejar de diferentes formas. Los tratamientos más efectivos para la dismenorrea primaria, son el uso de antiinflamatorios no esteroidales y hormonas anticonceptivas combinadas. Opciones no farmacológicas son utilizar medidas locales como aplicar calor en la zona abdominal baja, cambios de hábito como realizar ejercicio físico deportivo y cambios en la dieta, como ingesta de algunas vitaminas. Todas estas últimas, tienen menor efectividad que el uso de medicamentos, pero entre ellas la medida más efectiva, es la aplicación de calor local.
¿Qué es el dolor menstrual?
Generalmente, el dolor menstrual comienza entre uno a dos días antes de la menstruación y va disminuyendo entre las 12 y 72 horas de que comenzó.
El dolor tiende a presentarse en la región del abdomen bajo (hipogastrio) justo por arriba del hueso pubiano y tiene carácter cólico (como calambres o contracciones).
Además, el dolor menstrual se puede asociar a otros síntomas tales como:
¿Cuándo se debe consultar con el especialista?
Se debe consultar con el especialista cuando existen síntomas de dismenorrea secundaria o cuando la dismenorrea afecta la calidad de vida de la paciente.
Los signos de alerta de dolores menstruales secundarios son aparición de la dismenorrea después de los 25 años, presencia de sangrado uterino anormal, dolor que no se ubique en la línea media abdominal (como por ejemplo, dolor en el costado), relaciones sexuales dolorosas, defecación con dolor y que estos síntomas se vuelvan más grave con el tiempo.
El llamado al aislamiento social provocado por el COVID-19 es una novedad para todos en el mundo, y tanto jóvenes como adultos se ven afectados por este estilo de vida diferente. El trabajo en casa, la vida familiar y el encierro pueden pasar la cuenta impactando fuertemente en niños, y especialmente en adolescentes, por el espacio que ellos necesitan.
Uno de los motores en casa son los padres, que deben asumir un rol conciliador y cercano, que motive a sus hijos a hacer cosas en su día a día, enseñarles a los niños a tener la mente en calma, promover actividades que les gustan y no poner el encierro como excusa, ya que hay cosas a las que podemos acudir para bajar los niveles de ansiedad, pero siempre con moderación.
“Hay que establecer normas de convivencia en cuarentena, ya que, con ellas se ayuda a bajar la ansiedad de los niños, al reducir la incertidumbre. El saber qué viene, qué van a hacer, normas que tengan que ver con los horarios en general, como los de levantarse y acostarse. Tenemos que ser capaces de transmitir que somos un equipo y trabajar todos juntos para llevar esta etapa de la mejor manera”.
Esta situación exige una comunicación fluida con los niños, pues cuenta que, “dependiendo de la edad, hay que dar la información que ellos sean capaces de procesar, y ojalá que siempre sea para transmitir tranquilidad, y así no generar mayor ansiedad en nuestros niños”.
Hábitos en aislamiento
Durante el día hay que establecer ciertos horarios que ayuden a no caer en un desorden de rutinas alimentarias y del sueño, puesto que, ante la incertidumbre de la duración del aislamiento social, volver a una rutina normal se puede tornar demasiado complicado.
Por otro lado, dado que la obesidad infantil es un problema en Méxuci y viene acompañada de graves consecuencias, es necesario cuidar la alimentación, especialmente por las consecuencias respecto de nuestra movilidad al estar encerrados, ya que no podemos salir a caminar o sacar a los niños a correr. La ansiedad se ha reflejado justamente, a lo mejor, en comer más y ello redirecciona a todo el tema del sobrepeso.
Respecto a las rutinas del sueño de nuestros niños, es de vital importancia cuidarlas. Tal vez no va a ser necesario que nuestros hijos se despierten a las siete de la mañana como en una etapa escolar, pero, por ejemplo, las nueve y media sí puede ser un horario razonable para que comiencen sus actividades.
Medidas de distracción
El uso de tecnologías va a ser crucial, pero es necesario ocuparlas a nuestro favor. Desde el celular se pueden bajar ejercicios de yoga, de entrenamiento o incluso libros, además de poder conectarse con sus pares, una necesidad especial de todo adolescente por su etapa de desarrollo.
Existen otras formas de entretención que pueden ayudar a distraerse y, de paso, fortalecer la convivencia familiar. Los juegos de mesa son muy buenos por varios motivos, ya que no solamente logran incluir a toda la familia, sino que sirven para todas las edades. También podemos ir redescubriendo cosas que hemos ido dejando de lado por el tiempo, como cocinar, bailar o escuchar música con nuestros hijos.
Es necesario ver cómo avanzamos, especialmente con los adolescentes. Puede que al establecer nuestras rutinas de distracción, por ejemplo, un juego de mesa a las ocho y media, tope con la hora en la que nuestro hijo adolescente se conecta con sus pares a través de una videollamada con amigos, por lo que debemos ser flexibles y evitar caer en la rigidez, para así llevar una buena convivencia familiar.
La COVID-19 no es solo una enfermedad respiratoria. Durante los meses que los investigadores y médicos llevan estudiando el coronavirus SARS-CoV-2 (tanto en el laboratorio como su evolución en los pacientes) hemos descubierto que, en casos críticos, puede afectar a muchos órganos del cuerpo. Uno de los retos más incipientes en el estudio de la COVID-19 es cuáles son sus consecuencias a nivel neurológico. Imágenes de resonancia magnética ya han mostrado el efecto del virus en el cerebro, provocando un fenómeno llamado neurotropismo (habilidad de invadir y vivir en tejido nervioso), que también desarrollan otros virus, como el del sarampión o el de la varicela zóster.
Ahora, una nueva investigación viene a confirmar que la COVID-19 representa una potencial amenaza para todo el sistema nervioso, y que los síntomas neurológicos pueden manifestarse antes incluso que los síntomas clásicos, que llevan meses asociándose con la COVID-19, como la tos o la fiebre. Por síntomas neurológicos entendemos dolor de cabeza, mareos, disminución del estado de alerta, dificultad para concentrarse, trastornos del olfato y del gusto, convulsiones, derrames cerebrales, debilidad y dolor muscular.
Los resultados de la investigación, publicada en la revista Annals of Neurology por un grupo de científicos del Instituto de Medicina Northwestern, muestran que alrededor de la mitad de los pacientes hospitalizados tienen síntomas de este tipo.
¿Cómo afecta la COVID-19 al sistema nervioso?
Hay muchas maneras diferentes en que la COVID-19 puede causar disfunción neurológica. Los investigadores describen cómo la enfermedad puede afectar todo el sistema nervioso, incluido el cerebro, la médula espinal y los nervios, así como los músculos. En casos muy graves, y debido a que esta enfermedad puede afectar múltiples órganos (pulmón, riñón, corazón), el cerebro también puede sufrir falta de oxigenación o trastornos de coagulación que pueden conducir a accidentes cerebrovasculares isquémicos o hemorrágicos. Además, el virus puede causar infección directa del cerebro y las meninges. Por último, la reacción del sistema inmune a la infección puede causar una inflamación que puede dañar el cerebro y los nervios.
Esta comprensión es clave, no solo para dirigir el tratamiento clínico apropiado, sino también para diagnosticar precozmente y de manera efectiva un caso de COVID-19: alrededor del 45% de los casos son asintomáticos; o puede que estos no solo sean casos invisibles, sino que sean infradiagnósticos (casos que no se diagnostican como lo que son o que se pasan por alto como una patología muy leve).
Uno de los autores principales y profesor de neurología en la Facultad de medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, el Dr. Igor Koralnik, lo explica así: “Es importante que el público en general y los médicos estén conscientes de esto, porque una infección por SARS-COV-2 puede presentarse con síntomas neurológicos antes de que se presente fiebre, tos o problemas respiratorios".
Koralnik y sus compañeros comenzaron un análisis retrospectivo de todos los pacientes con COVID-19 hospitalizados en el Hospital Northwestern Medicine para determinar la frecuencia y el tipo de complicaciones neurológicas, así como la respuesta al tratamiento.
Su trabajo describe las diferentes afecciones neurológicas que pueden ocurrir en pacientes con COVID-19 y cómo diagnosticarlas, así como los posibles mecanismos patogénicos. Aunque el conocimiento sobre el resultado a largo plazo de las manifestaciones neurológicas de COVID-19 es limitado, estos estudios proporcionarán la base sobre cómo diagnosticar, manejar y tratar las muchas manifestaciones neurológicas que causa este coronavirus.
En las últimas semanas hemos escuchado que el coronavirus SARS-CoV-2 afecta más a los hombres que a las mujeres. Las explicaciones dadas suelen apuntar a diferencias biológicas, aunque en ocasiones con cierta confusión. Intentemos clarificar el asunto.
Los humanos tenemos 23 pares de cromosomas en cada una de nuestras células. 22 de ellos se condensan –empaquetan– durante la división celular. La otra pareja, que determina el sexo, es XX cuando corresponde a las mujeres y XY cuando lo es a los hombres.
Los cromosomas se descondensan, total o parcialmente, después de la división, ya que un cromosoma condensado no puede ser copiado a ARN y expresar proteínas. Es decir, está inactivo.
La presencia de dos X en las mujeres intrigó durante mucho tiempo a los investigadores, ya que para ese cromosoma tendrían el doble de genes que los hombres, algo que suele ser un problema a nivel biológico. Debía existir algún mecanismo de compensación para que la cantidad de genes expresados por los dos sexos fuera el mismo.
Todo pareció aclararse con el descubrimiento de una estructura densa en el núcleo de las células que no están en división. Esta, denominada corpúsculo de Barr, era uno de los cromosomas X femeninos, aparentemente condensado de por vida.
¿Qué tiene esto que ver con el coronavirus?
Uno de los mecanismos que emplea el SARS-CoV-2 para entrar en nuestras células consiste en la interacción con la proteína ACE2. ¿Adivinan dónde está el gen que la codifica? Efectivamente, en el cromosoma X.
Surge entonces una pregunta: si hombres y mujeres tenemos la misma cantidad de ACE2, ¿por qué las infecciones en varones son más numerosas? Se ha publicado que las mujeres tienen el doble de ACE2 porque tienen dos cromosomas X. Pero, ¿no hemos dicho que no es así? Se afirma también que el ACE2 tiene un efecto antiinflamatorio, por lo que las mujeres se encontrarían protegidas mientras que los varones, especialmente los de edad avanzada, con menos receptor, tendrían más riesgo: aun infectándose menos, no estarían tan bien protegidos.
Demasiado mensaje aparentemente contradictorio.
Para empezar, la disminución de ACE2 con la edad es algo que solo se ha comprobado en ratas. Imaginemos, sin embargo, que es así. Es evidente, a la vista de la experiencia reciente, que las personas de más edad se infectan con mayor gravedad. La explicación más plausible sería que la unión del virus al receptor inhibiría la habitual función antiinflamatoria y vasodilatadora que tiene el ACE2.
El equilibrio entre las proteínas ACE2 y ACE (proinflamatoria) se rompería a favor de esta última al estar la primera ocupada, unida al coronavirus. Esta ruptura del equilibrio a favor de la inflamación, que ocurriría tanto en mayores como en jóvenes, sería especialmente dañina para los ancianos y personas con patologías previas.
Pero, ¿y la mayor incidencia en varones? Pronto quedó en evidencia que, en contra de lo esperado, no todo el cromosoma X permanece silenciado. De los más de 600 genes que contiene, algo mas de la mitad no se expresa nunca. Sorprendentemente el resto sí lo hace, de manera habitual o esporádica.
Lo importante en esta historia es que el receptor ACE2 es de los que se expresan siempre y, además, lo hace junto a algunos genes relacionados con la defensa inmune. Efectivamente, el cromosoma X contiene más genes relacionados con nuestro sistema inmune que ningún otro.
Esto es una ventaja para los individuos con dos cromosomas X, aunque también tiene su lado negativo: las mujeres tienen más tendencia a sufrir enfermedades autoinmunes, aquellas en las que atacamos a nuestras propias células, que los hombres.
Un misterio todavía por resolver
No hay aún una respuesta definitiva para explicar por qué los hombres sufren más la COVID-19, pero podemos apuntar a varias causas. La primera es que el ACE2 puede no ser la única proteína con función receptora del virus.
La segunda, que no es cierto que los hombres tengan menos receptores. Tienen menos copias del gen, pero hay tejidos masculinos donde se expresa más proteína ACE2 que en las mujeres. Una cosa es tener un gen y otra expresarlo. Uno de los elementos reguladores de la misma son las hormonas. Efectivamente, se ha descubierto que la expresión de ACE2 depende más de la ausencia de estradiol que del número de cromosomas X. Así, se ha comprobado en ratones que los machos tienen más posibilidades de infectarse que las hembras, pero dichas posibilidades se igualan al inhibir los estrógenos de estas, lo que ha llevado a que se estén realizando ensayos clínicos suministrando estrógenos a varones.
¿Y qué ocurre con las mujeres posmenopáusicas? Ellas también sufren menos por el virus que los hombres de su misma edad y, sin embargo, sus niveles hormonales son bajos. La explicación aquí residiría en la expresión de sus más numerosos genes relacionados con la defensa inmune.
En definitiva, sin obviar otros aspectos como hábitos de vida más saludables, todo indica que las hormonas y un número superior de genes activos ligados al cromosoma X proporciona a las mujeres una mayor protección y capacidad de respuesta frente a esta y otras patologías.
El cáncer de mama es un tipo de cáncer que se forma en las células de las mamas.
Después del cáncer de piel, el cáncer de mama es el tipo más común diagnosticado en mujeres en Estados Unidos. El cáncer de mama se puede producir tanto en hombres como en mujeres; sin embargo, es mucho más común en las mujeres.
El considerable apoyo para la concientización y el financiamiento de investigaciones sobre cáncer de mama ha ayudado a crear avances en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama. Las tasas de supervivencia del cáncer de mama han aumentado, y el número de muertes asociadas con esta enfermedad está disminuyendo constantemente, en gran medida debido a factores como la detección temprana, un nuevo enfoque de tratamiento personalizado y un mejor entendimiento de la enfermedad.
SINTOMAS
Entre los signos y síntomas del cáncer de mama se pueden incluir los siguientes:
Causas
Los médicos saben que el cáncer de mama ocurre cuando algunas células mamarias comienzan a crecer de manera anormal. Estas células se dividen más rápido que las células saludables y continúan acumulándose, formando un bulto o masa. Las células pueden diseminarse (hacer metástasis) por la mama hasta los ganglios linfáticos o a otras partes del cuerpo.
El cáncer de mama suele comenzar en las células en los conductos que producen leche (carcinoma ductal invasivo). El cáncer de mama también puede comenzar en el tejido glandular denominado lóbulo (carcinoma lobular invasivo) o en otras células o tejido dentro de la mama.
Los investigadores han identificado factores relacionados con las hormonas, el estilo de vida y el entorno que pueden aumentar tu riesgo de desarrollar cáncer. Sin embargo, no se sabe con exactitud por qué algunas personas que no presentan ningún factor de riesgo desarrollan cáncer y otras personas con factores de riesgo nunca lo desarrollan. Es posible que el cáncer de mama se produzca por una interacción compleja entre tu composición genética y tu entorno.
Cáncer de mama heredado
Los médicos estiman que aproximadamente entre 5 % y 10 % de los cánceres de mama se relacionan con mutaciones genéticas heredadas.
Se han identificado muchos genes mutados heredados que pueden aumentar la posibilidad de cáncer de mama. Los más conocidos son el gen del cáncer de mama 1 (BRCA1) y el gen del cáncer de mama 2 (BRCA2), que aumentan significativamente el riesgo de cáncer de mama y de ovario.
Si tienes un antecedente familiar fuerte de cáncer de mama u otros cánceres, tu médico puede recomendar un análisis de sangre para ayudar a identificar mutaciones específicas del BRCA u otros genes hereditarios en tu familia.
Considera solicitar a tu médico una remisión a un asesor genético, quien puede revisar tu antecedente médico familiar. Un asesor genético también puede analizar los beneficios, los riesgos y las limitaciones de las pruebas genéticas para ayudarte a tomar decisiones compartidas.
Factores de riesgo
Un factor de riesgo de cáncer de mama es cualquier cosa que te hace más propensa a tener cáncer de mama. Pero el hecho de tener uno o incluso varios factores de riesgo de cáncer de mama no necesariamente significa que contraerás cáncer de mama. Muchas mujeres que contraen cáncer de mama no presentan otros factores de riesgo que el simple hecho de ser mujer.
Los factores asociados a un mayor riesgo de contraer cáncer de mama son los siguientes:
Prevención
Reducción del riesgo de cáncer de mama en las mujeres con riesgo promedio
Realizar cambios en tu vida cotidiana puede ayudar a reducir tu riesgo de tener cáncer de mama. Intenta lo siguiente:
Consulta a tu médico sobre los análisis de detección del cáncer de mama. Habla con tu médico acerca de cuándo comenzar los exámenes y los análisis de detección del cáncer de mama, como los exámenes clínicos de las mamas y las mamografías.
Habla con tu médico sobre los beneficios y los riesgos de los análisis de detección. Juntos podrán decidir cuáles son las estrategias de detección del cáncer de mama más adecuadas para ti.
Familiarízate con tus mamas a través del autoexamen para tomar conciencia sobre el cáncer de mama. Las mujeres pueden elegir familiarizarse con sus mamas mediante la revisión esporádica de sus mamas durante un autoexamen para la toma de conciencia sobre el cáncer de mama. Si notas algún cambio, bultos u otros signos inusuales en tus mamas, habla de inmediato con tu médico.
Tomar conciencia sobre el cáncer de mama no puede prevenir esta enfermedad, pero sí ayudarte a que comprendas mejor los cambios normales que atraviesan tus mamas, así como a identificar los signos y los síntomas inusuales.
Limita la terapia hormonal posmenopáusica. La terapia hormonal combinada puede aumentar el riesgo de tener cáncer de mama. Habla con el médico acerca de los riesgos y beneficios de la terapia hormonal.
Algunas mujeres experimentan signos y síntomas molestos durante la menopausia y, para esas mujeres, puede ser aceptable asumir el mayor riesgo de cáncer de mama a fin de aliviar los signos y síntomas de la menopausia.
Para reducir el riesgo de cáncer de mama, utiliza la dosis de terapia hormonal más baja posible durante el período más corto posible.
Reducción del riesgo de cáncer de mama en las mujeres con alto riesgo
Si el médico evaluó tus antecedentes familiares y determinó que presentas otros factores, como una enfermedad mamaria precancerosa, que aumentan tu riesgo de tener cáncer de mama, puedes hablar sobre las opciones para reducir el riesgo, entre ellas, las siguientes:
Medicamentos preventivos (quimioprofilaxis). Los medicamentos inhibidores del estrógeno, como los moduladores selectivos de los receptores de estrógeno y los inhibidores de la aromatasa, reducen el riesgo de cáncer de mama en las mujeres que presentan un riesgo alto de contraer la enfermedad.
Estos medicamentos conllevan un riesgo de causar efectos secundarios, de modo que los médicos los reservan para las mujeres con un riesgo muy alto de tener cáncer de mama. Habla con tu médico sobre los beneficios y los riesgos.
Calle 60 #329 B entre 35 y Av. Colón.
Mérida Yucatán México
CP 97000
Tel. (999) 920 40 40
cemsureste@cemsureste.com